SIEMPRE UNIDAS
Somos tres estrellas, que alumbramos con nuestra propia luz, somos tres estrellas fugaces que un día, mas pronto que otro, abandonamos el regazo de la luna que nos vio crecer, que alimentó nuestro brillo, que nos hiso grandes y fuertes, unas mas lejos, otras mas cerca, pero cada una fue testigo de sus lágrimas, de sus alegrías y de sus caidas. Siempre hemos sido la luz de sus ojos, su rostro brilla con nuestras alegrias y se opaca con nuestras tristezas... pero hoy, en que cada una tiene su propio resplandor, nos olvidamos de ella, no nos importa su dolor, su llanto, su angustía, nos empeñamos en hacernos daños, en querer brillar una mas que la otra, ¿y el amor?, ese amor tan grande que ella nos entregó, ¿dónde quedó?, acaso ya olvidaron los días de lluvia, cuando el sol se negó a brindar su calor, cuando con su partida a ella la obligó a apagar su luz y a recorrer el espacio buscando el fuego para que nuestras luces no se apagaran, olvidaron los momentos felices y los momentos de angustia que juntas pasamos, olvidaron el nacimiento del primer lucero, quien nos lleno de iluciones y de sueños. ¿Por qué dejamos que el brillo de otras apaguen nuestra propia luz?. Recuerden que aunque estemos lejos, aunque miles de estrellas nos separen, nosotras debemos estar siempre unidas, unidas por el amor que ella siempre nos entregó, unidas por todo lo que un día juntas vivimos, que nada ni nadie pueda romper ese lazo de amor y hermandad.
Las quiero mucho, mucho, mucho...
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